LO QUE TE HACE FELIZ

A quién no le ha pasado alguna vez que, cuando escuchamos o leemos sobre algún personaje importante, que tiene dinero, fama y éxito, hemos pensado: “Quien como él, que lo tiene todo”. Sin embargo, no vemos más de lo superficial, y muy pocas veces reflexionamos y nos preguntamos cómo fue que hizo esa persona para poder lograr todo lo que tiene ahora, y todos los sacrificios que vinieron con esa decisión de querer alcanzar el “éxito”.

A veces, nos frustramos sólo con advertir que algo no resultará, porque “así lo sentimos”; incluso antes de intentarlo. Otras, dejamos que nuestras ilusiones sean sacrificadas por el comentario de otras personas cercanas a nosotros. Y, a veces, perdemos la fe porque olvidamos o desmerecemos lo más importante: lo que creemos que nos hace felices.

Sin menguar los comentarios de las personas cercanas a nosotros, de familiares o amigos, nunca debemos dejar que estas ideas influyan negativamente en nosotros, ya que lo más importante es nuestra felicidad, y ésta depende exclusivamente de nosotros.

Si bien es cierto que la edad es un referente de experiencia, no siempre es un buen modelo, ya que algunos conceptos con que se resolvían las cosas en el pasado, han cambiado con el tiempo.

Aprendamos del siguiente caso: Juan es un joven que tenía un trabajo “perfecto” (y escribo, perfecto, entre comillas, porque en el fondo Juan no era feliz con lo que hacía). Si bien Juan ganaba un buen sueldo, y viajaba mucho por cuestiones de trabajo, sentía que todo lo hacía por rutina y no por pasión.

Es así que, después de un tiempo, decide dejar su trabajo y formar su propia empresa, y ser su propio jefe. La noticia lo ilusionaba mucho, sin embargo, el día que les contó a sus padres y familiares, éstos no lo tomaron con el mismo entusiasmo que él, y las primeras críticas y comentarios se hicieron notar: “¿Pero cómo vas a dejar tu trabajo, donde tienes un sueldo seguro? ¿Y si el negocio no funciona, qué vas hacer con el tiempo que has perdido?”, le decía su madre. Juan se desilusionó un poco y se puso triste ante los comentarios de sus seres queridos, ya que él pensaba que lo iban apoyar, porque él quería independizarse y formar su propia empresa.

Pero, fue gracias a su papá que Juan superó este charco de negatividad, y, a pesar de que los demás no tuvieran la visión que él tenia, decidió dejar el confort de un sueldo fijo, y seguro, para luchar por sus sueños.

A pesar del riesgo y el miedo que esto implicaba, no se dejó amedrentar y el sacrificio le dio frutos. En unos meses, Juan consiguió convertirse en un joven emprendedor y logró demostrase a él mismo, y a su familia, que cuando uno tiene un sueño, así sea arriesgado, y así los demás no te apoyen a cien por ciento, tu decisión y determinación es la cuenta al final.

Amigos y amigas: si bien el apoyo de tu familia o amigos es muy importante, no es determinante; pues si nosotros tenemos las ganas y la motivación, lo podemos hacer. Además, siempre hay alguien que nunca dudará de nosotros y estará caminando a nuestro lado: Dios.

Recuerda que nuestro tiempo es valiosísimo, así que te animo a invertirlo en actividades que te hagan feliz; en algo valioso para que después no tengas que lamentarte.

El valor del tiempo dependerá de la acción que realices. Si la acción es importante para ti, será el tiempo mejor invertido y no querrás que termine. Si es lo contrario, será algo pasajero. Reserva tiempo para todo. Para trabajar, para divertirte, para ser amigo: ese es el camino a la felicidad Reserva tiempo para soñar, y, sobre todo, tiempo para AMAR Y SER AMADO, ese es el privilegio de los hijos de Dios.

Aprovechemos el tiempo que se nos ha dado, en hacer cosas que nos hagan felices y nos complementen. Tú eres quien lleva las riendas de tu vida; eres responsable de ti mismo: no dejes que las personas te hagan sentir menos, porque no lo eres. ¡Tú decides!