LA LLAVE MÁGICA

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El Dios de los cristianos es un Dios del diálogo. Él, al ser trinitario, vive en un eterno diálogo entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este Dios dialogante entabla diálogo con la humanidad. Así lo dice la carta a las Hebreos: “De muchas y diferentes maneras habló Dios a nuestro padres por medio de los profetas, hasta que en estos días, que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su Hijo” (Heb. 1,1-2). Por tanto, podemos decir que Dios dialoga con la humanidad a través de su Hijo. Él es la Palabra eterna del Padre (Jn. 1,1) y en Él Dios nos ha dicho todo lo que tenía que decirnos y nos ha dado todo lo que tenía que darnos. Por eso el evangelio de San Juan dice: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo” (Jn. 3,16).

Ahora bien, Jesús, al venir a este mundo, se manifestó como hombre de diálogo. Él vive en un diálogo continuo con el Padre, través de la oración y nos invita a hablar con el Padre. Por eso dijo: “Cuando oren digan Padre nuestro…” (Lc. 11,2). Pero también habló con la gente y con todo tipo de gente. Los judíos segregaban. Ellos no se relacionaban fácilmente con los extranjeros y marginaban a grupos sociales, a quienes los rechazaban. En cambio Jesús habló con sus compatriotas, con los extranjeros, con los varones y la mujeres, con pobres y ricos, etc. Son paradigmáticos los diálogos que tuvo con la samaritana, con Nicodemo, etc.

Jesús, hombre de diálogo, nos invita a dialogar entre nosotros, tan propensos a encerrarnos en nosotros mismos y excluir a los demás. En una ocasión dijo: “Cuando te dirijas al tribunal con tu adversario, haz lo posible para llegar a un acuerdo con él, mientras van de camino; no sea que te lleve ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te mete en la cárcel. Te digo que nos saldrás de ahí hasta que no pagues el último céntimo” (Lc. 12,58-59). Con esta palabras, el Señor nos recomienda aprender a solucionar nuestros problemas a través del diálogo, convencidos que el diálogo es la llave mágica para entablar relaciones sociales armoniosos.

Señor, ayúdanos a ser hombres y mujeres diálogo como tú. Que aprendamos a solucionar nuestros problemas a través del diálogo para poder vivir en armonía con nuestros semejantes. Amén