AMOR TIERNO Y APASIONADO

San Alfonso María de Ligorio amó profundamente a Jesús y nos reveló la clave de la santidad: el amor inmenso que debemos tener a Jesús. En su libro “La práctica del amor a Jesucristo”, lo dice claramente: “Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor”.

Ahora bien, la presencia de Cristo se concretiza de un modo especial en la Eucaristía. Por eso este santo amó intensamente a Jesús Eucaristía y nos enseñó amarlo con ternura y pasión en este sacramento. El usó todos los medios, que estuvieron a su alcance, para infundir el amor a la sagrada Eucaristía. De un modo especial usó la literatura. Él escribió un famoso libro titulado “Las visitas al santísimo”, que ha sido traducido a diversos idiomas y ha tenido más de 2110 ediciones. ¡Todo un record literario!

Dicen que este libro fue escrito para infundir el amor a la Eucaristía a sus novicios. Pero un devoto, que lo escuchó rezar, le gustó tanto y se ofreció financiar la publicación, que en su primera edición fue un éxito rotundo. Este libro, como ya dije, tuvo como objetivo principal fomentar la devoción a este maravilloso sacramento, pues así lo dice el mismo san Alfonso en la nota introductoria dedica al lector:

“Querido lector: te suplico que no desprecies este pequeño libro que acabo de escribir con toda sencillez, pues he creído que de manera sencilla podré fomentar la piedad de toda clase de personas”.

El libro está dedicado a la Virgen María, bajo la advocación de la Virgen Inmaculada. En la dedicatoria recalca la intensión de la publicación: Que la gente ame a Jesús. Estas son sus palabras:

“Con el obsequio de este humilde trabajo –le dice el santo a la Virgen- y que tan solo compuse con el fin de que las almas se enamorasen cada día más de Jesucristo, espero complacer a tu corazón inmaculado, que tan ardientemente desea verlo amado de todos, como Él se merece. A ti, pues, valga lo que valga, lo dedico, y tú Señora, recíbelo con amor y bendícelo, disponiendo que no me elogien y honren a mí, sino que quienes lo lean, correspondan con más generoso afecto al tierno y excesivo amor que nuestro Salvador dulcísimo nos quiso demostrar en su pasión y en la institución del Santísimo sacramento”.

Es evidente que en estos párrafos se percibe el tierno y apasionado amor que San Alfonso tuvo a la sagrada Eucaristía y nos quiere contagiar ese amor para que nosotros también lo amemos con tal intensidad.

 

PARA REFLEXIONAR

  • ¿Cuáles son las principales lecciones que aprendes de esta lectura?
  • ¿Cómo impulsar el amor a Jesús Eucaristía?
  • ¿Cuál es el compromiso que asumes después de esta reflexión

 

ORACIÓN FINAL

¡Oh Santísima Virgen María, Madre Inmaculada, Mujer Eucarística, Virgen del Perpetuo Socorro! Tú que infundiste en el corazón de tu amado siervo san Alfonso un amor tan grande a Jesús Eucaristía, inflama mi corazón de amor por el Santísimo Sacramento para que yo, igual que él, lo ame con un amor intenso y me comprometa a contagiar este amor a los demás. Amén.