Los sueños, entendidos como metas, aspiraciones, utopías, son parte de la vida. Todos, en algún momento de nuestra vida, tenemos sueños. La niñez y la adolescencia son etapas donde uno sueña con muchas cosas; pero luego dejamos que esos sueños se apaguen. Hagamos un ejercicio: “Cuando eras niño o adolescente, ¿cuáles eran tus sueños?”. En un momento reflexiona en esta pregunta.
Después de haber reflexionado ahora te pregunto: ¿Qué ha sido de esos sueños que tenías de pequeño? ¿Se han hecho realidad o se han apagado? ¿Cómo te sientes en tu vida: te sientes realizado o frustrado? ¿Qué sueños tienes ahora y qué sueños te gustaría revivirlos? Los estudios nos han demostrado que las personas exitosas son aquellas que tienen metas y luchan por hacerlas realidad. Además los exitosos son aquellas personas que hacen lo que más les gusta en la vida y hasta lo harían gratis, porque lo hacen con amor, con ganas y con entusiasmo.
LOS SUEÑOS EN LA BIBLIA
En la Biblia vemos que varios personajes tuvieron sueños: uno de ellos fue José, quien soñó que el sol, la luna y las estrellas se inclinaban hacia él; de igual modo tuvo otro sueño donde él se veía en el campo atando espigas y las espigas de sus hermanos se inclinaban hacia su espiga. José cometió el error de contar su sueño a sus hermanos, quienes, llenos de envidia, empezaron a odiarlo. Por eso, tenemos que tener mucho cuidado a la hora de contar nuestros sueños. Si quieres compartir tu sueño tiene que ser a alguien de confianza que pueda ayudarte. Sin embargo, a pesar de que José cometió el ese error, Dios hizo realidad los sueños del pequeño: pues lo convirtió en Primer Ministro del Faraón y sus hermanos llegaron a ser sus súbditos.
El pueblo de Israel es un pueblo que también tuvo sueños, sueños de libertad. Aunque el faraón intentó matar los sueños de ese pueblo matando a los niños varones, Dios intervino y salvó el futuro de ese pueblo salvando a Moisés, en quien estaban cifradas las esperanzas de libertad. Llegado el momento propicio, Moisés, inspirado por Dios, ayudó al pueblo a soñar con la tierra prometida, donde mana leche y miel. Promesa que Dios hizo realidad.
JESÚS Y LOS SUEÑOS
Jesús ha hecho realidad las promesas del Antiguo Testamento. Él ha venido a prender los sueños y las esperanzas en el corazón de los hombres. Esta idea la encontramos en el episodio de los discípulos de Emaús, donde vemos que esos hombres estaban totalmente desanimados. Por eso dicen: “Nosotros esperábamos que fuera el futuro liberador de Israel” (Lc. 24,21). Si nos fijamos bien nos daremos cuenta que estos hombres ya no tenían ninguna esperanza. Pero Jesús se acerca, les escucha, les explica y con sus palabras despierta los sueños, las alegrías, y las esperanzas de estos hombres.
Así es amigos: El Señor ha venido para despertar los sueños, la alegría y la esperanza en nuestro corazón. Él ha venido a hacernos soñar con el cielo nuevo y la tierra nueva, el hombre nuevo; es decir con el paraíso donde reina la paz, la alegría y la felicidad.
¿CÓMO HACER REALIDAD NUESTROS SUEÑOS?
Los sueños, metas, no se realizan de la noche a la mañana. Ellos se realizan a de un proceso, que implica las siguientes etapas:
- Tener una meta clara.- Para hacer realidad nuestros sueños es necesario saber qué es lo que queremos lograr. Existe mucha gente que tiene una idea vaga de lo quiere y eso le impide tener logros en su vida. Por ejemplo, hay adolescentes que dicen: “Yo quiero ser un gran profesional”. Tienen que especificar qué profesional quieren ser.
- Trazarse un plan estratégico.- Una vez que uno tiene el objetivo claro a dónde quiere llegar es necesario que se trace un plan estratégico, donde responda a la pregunta ¿Qué y cómo lo voy a hacer para lograr tales metas?
- Ponerse manos a la obra.- Una vez que tienes claro qué y cómo lo vas a hacer tienes que actuar. Existen personas que tienen sueños y saben qué hacer, pero no hacen nada para lograr lo que quieren. Sólo la acción puede ayudarte a lograr lo que quieres.
- – Después de haber puesto en marcha tu plan de acción es bueno que cada cierto tiempo hagas una evaluación para ver si estás por el camino correcto o si necesitas hacer ciertos reajustes.
- Fe y esperanza.- Finalmente hay que decir que la fe y la esperanza deben acompañarte en todo momento del proceso. La fe te ayudará a creer que puedes lograr el sueño y la esperanza te ayudará a luchar por ese sueño.
ENCIENDE LA LUZ DE LA FE Y LA ESPERANZA
Oh Dios que concediste sueños a José y enviaste a tu Hijo Unigénito para despertar los sueños, las esperanzas y las utopías en el corazón de la gente, te pedimos que sigas sembrando sueños de paz, alegría, libertad, de amor en nuestros corazones.
No permitas que el desánimo, la tristeza, el miedo, la desidia apaguen los sueños de nuestro corazón. Enciende en ellos la luz de la fe y la esperanza y enséñanos a vivir con entusiasmo confiados que en nuestro mundo no todo está perdido y que hay mucho por hacer, soñar y luchar.
Ayúdanos a soñar y luchar por un mundo más justo, más humano y más solidario, un mundo de acuerdo al proyecto de tu corazón.
Amén.
Padre Nuestro…, Ave María…, Gloria.