EL DIABLO EN CAMPAÑA

Cuenta la historia que un hombre murió y llegó a la presencia de san Pedro. El príncipe de los apóstoles lo recibió con suma amabilidad y le dijo: “Te vamos a dar la posibilidad de conocer el cielo y el infierno y después eliges donde quieres quedarte”. “Está bien”, asintió el hombre. “Primero, conocerás el infierno, donde estarás una semana, luego vendrás al cielo”, continuó explicando el apóstol. Entonces el hombre fue llevado al infierno y se quedó sorprendido porque no era como le habían contado. Satanás no era el personaje tradicional con cuernos y cola; y, el lugar, era espectacular:  había paisajes preciosos, mujeres hermosas, discotecas, banquetes con suculentos manjares y vinos deliciosos. El hombre lo pasó muy bien divirtiéndose.

Finalizada la semana se le apareció el apóstol y le dijo: “Bueno ahora que has conocido el infierno es necesario que conozcas el cielo”. Entonces, empezaron el camino de subida. Cuando llegaron al cielo también le pareció interesante, pues era un hermoso paraíso, donde Dios era amado y alabado por los ángeles y los santos. Finalizada la semana, el hombre compareció ante el apóstol, quien le preguntó: “Ahora que ya conoces lo que es el cielo y el infierno tienes que elegir donde deseas quedarte, pero considera que tu decisión es para toda la eternidad”. El hombre le respondió: “El cielo es interesante, bonito, pero el infierno me ha parecido más interesante, hay dinamismo, vida y alegría. Así que elijo el infierno”. “Está bien –le respondió Pedro-, tu decisión será respetada. Así es que vamos al infierno para dejarte”.

Entonces bajaron al infierno y al llegar se quedó sorprendido porque la realidad era diferente a la semana anterior: Satanás ya tenía sus cuernos y su cola, el lugar era nauseabundo y olía a azufre, la gente se quejaba de dolor y estaba escuálida, muchos estaban hirviendo en calderas de fuego. En realidad había mucha tristeza y dolor. El hombre, sorprendido, preguntó: “¿Qué pasó? Esta no era la realidad que encontré la semana pasada”. Entonces el diablo le respondió con ironía: “Lo que pasa es que la semana pasada estábamos en campaña”.

Éste no es más que un cuento gracioso, pero que tiene mucha similitud con los políticos de nuestro tiempo. Cuando ellos están en campaña hacen todo lo posible para lograr nuestro voto y una vez que logran lo que quieren se olvidan de sus promesas electorales. Por eso, en este tiempo electoral que estamos viviendo es muy importante pensar bien por quien vamos a votar. Para los cristianos las elecciones deben ser motivo de discernimiento, donde a través de un proceso de reflexión y oración decidamos a quien vamos a dar nuestro voto. Es decir, abandonando las pasiones y sentimentalismos, debemos buscar la voluntad de Dios.

Esta fue la experiencia de las primeras comunidades cristianas. Si bien los primeros cristianos vivieron en regímenes de gobiernos absolutistas; en la elección de sus líderes oraban. Por ejemplo, cuando elegían al que iba a reemplazar a Judas oraron pidiéndole a Dios que les mostrara a quien había elegido el Señor (Hech. 1,24-26). Lo mismo tenemos que hacer los cristianos del día de hoy: antes de elegir a nuestras autoridades debemos orar para que el Señor nos muestre quien es la persona más idónea que pueda liderar a nuestros pueblos para enrumbarlos hacia el bienestar y el progreso. (www.padrewaltermalca.com).