SABIDURÍA PARA SOLUCIONAR PROBLEMAS

Una de las cosas que más me impresiona de Jesús es su habilidad para solucionar problemas. El evangelio de San Matero nos narra que en una ocasión se presentaron a Jesús unos fariseos y le plantearon una pregunta espinosa: “Es lícito pagar el impuesto al César o no? La pregunta era muy complicada, pues si decía: “no paguen el impuesto al César” los romanos se iban contra Él, porque lo acusaban de subversivo. Si decía “paguen el impuesto” se iban contra él sus compatriotas, que estaba hartos de pagar tantos impuestos, que lo empobrecía cada más.

El Señor no se inmutó. Al contrario: Él guardando la compostura pidió que le enseñaran la moneda con la que pagaban el impuesto. Una vez que tuvo la moneda, enseñándola a la gente les preguntó: “¿De quién es esta cara y esta inscripción?”. “Del César”, les respondió. “Pues den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, puntualizó.

Otra ocasión donde el Señor muestra su suprema inteligencia para solucionar problemas es el caso de la pecadora que había sido capturada en fragante adulterio. La presentan a Jesús y le dicen: “La ley de Moisés dice que debemos apedrearla. ¿Tú dices?”. La pregunta tenía sus aristas: Si decía apedréenla, le iban a reprochar: “¿Dónde está la misericordia que predicas?”. Si decía “no la apedreen” se echaba en encima a los judío, porque estaba en contra de Moisés. El Señor no les da una respuesta inmediata, sino que se inclina para escribir en el suelo. Como insistían se incorpora y les dice: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. Ante tal reto se retiró la gente dejando tranquila a la pobre mujer.

Señor no permitas que nos desesperemos o nos angustiemos ante los problemas y adversidades de la vida. Al contrario haz, que, confiados en ti guardemos la compostura con la seguridad que tú nos darás la luz necesaria para solucionar nuestro problemas. Amén.