TIEMPO DE GRACIA Y BENDICIÓN

P. Walter Malca Rodas; C.Ss.R.

Estamos a punto de finalizar el año viejo y de empezar un nuevo año. Por esta razón es oportuno hacer una reflexión al respecto. Empecemos diciendo que la novedad es una de las características esenciales del cristianismo. Para convencernos de ello basta que echemos una mirada al Nuevo Testamento. Jesús dijo: “Nadie pone un remiendo de tela nueva, en un vestido viejo, porque lo añadido encogerá el vestido y el desgarrón será mayor.

Tampoco se guarda el vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, se pierde el vino y se estropean los odres. El vino nuevo se guarda en odres nuevos, y así se conservan los dos” (Mt. 9, 16-17). A Nicodemo le dice que es necesario “nacer de nuevo” o “nacer del Espíritu” (Jn. 3,3-8). San Pablo nos invita a “revestirnos del hombre nuevo” (Ef. 4,17-24). En el Apocalipsis Dios dice: “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas, y también habla del “cielo nuevo y de la tierra nueva” (Ap. 21,1-8).

Todos estos textos prueban la verdad dicha inicialmente: el Dios del cristianismo es el Dios de la novedad. Este Dios que le encanta la novedad está a punto de concedernos un año más como un gesto de su cariño. Pero antes de recibir ese regalo es oportuno hacer una evaluación de nuestra vida. Toda empresa seria, al finalizar el año, realiza un balance de sus actividades y elabora un plan para el año siguiente. De igual modo, nosotros, si queremos ser serios en la empresa de nuestra vida debemos hacer una evaluación exhaustiva de los aciertos y desaciertos que tuvimos en el año que fenece y debemos trazar un plan de acción con metas y objetivos específicos para el año que inicia. Es importante ser conscientes que el año que estamos próximos a iniciar es un tiempo que Dios nos regala para crecer y madurar humana y espiritualmente.

Ojalá que no desperdiciemos este don maravilloso que Dios nos regala en su infinita bondad. A propósito creo que nos puede hacer mucho bien recordar las palabras de San Pablo que les decía a los Corintios: “Les exhorto hermanos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque Él mismo dice: En tiempo gracia te escuché; en el día de la salvación te ayudé.

Pues miren que ahora es tiempo de gracia, ahora es tiempo de salvación”(Cor.6,2). Así es, queridos amigos, el Año Nuevo que se avecina es un tiempo de gracia, es un tiempo de salvación. Ojalá que no lo desperdiciemos en banalidades. Al respecto pienso que es inspirador tener siempre presente este pensamiento tan conocido: “Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero el tiempo jamás”.

Convencidos de que el tiempo es un recurso no renovable aprovechemos de la mejor manera este tiempo de gracia y bendición que nos regala el Señor. Un modo de aprovechar el tiempo es siendo amorosos con nuestros semejantes, haciendo nuestro trabajo con amor, atreviéndonos a iniciar algún proyecto que lo tenemos rezagado, cultivando nuestra espiritualidad, etc. Si hacemos esto estoy seguro que tendremos un año lleno de bendiciones y grandes satisfacciones. Que Dios te bendiga. ¡FELIZ AÑO NUEVO!