APRENDER A LIBERARNOS DEL RENCOR

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El rencor es un sentimiento letal que destruye el interior de las personas y daña las relaciones humanas. Razón por la cual urge aprender a liberarnos de ese sentimiento. Para ello es necesario aprender a descubrir que si estoy sufriendo las consecuencias de una relación rota es posible que yo también tenga algo de responsabilidad en esa ruptura. Es más, ni siquiera tengo que echar la culpa al otro, sino que debo descubrir la bondad e inocencia de esa persona en el fondo de su corazón. Es muy posible que esa persona no quiso hacerme daño, sino que actuó inconscientemente, impulsada por sus condicionamientos.

Una señora, que participó en uno de nuestros talleres “Semillas de esperanza”, aprendió a librarse de sus resentimientos contra su ex esposo entendiendo a cabalidad esta idea. Contemplemos más de cerca su historia:

“Yo siento que de pequeña mis padres no me dieron cariño. Yo que recuerde nunca me dieron una palabra de afecto, un gesto de ternura, no me dijeron “te quiero”, ni me abrazaron. En vista que no tuve el cariño de mis padres y como me maltrataban mucho, cuando crecí me fui con el primer hombre que me habló de amor, ilusionada que con él iba a encontrar la felicidad que tanto ansiaba.

En esta nueva relación, al inicio pareció que todo iba bien, pero muy pronto cambió y no funcionó. Hasta hace poco he tenido un gran resentimiento contra este hombre, pero gracias a sus palabras, Padre, en este taller, estoy empezando a comprender que yo también tengo responsabilidad y con mi conducta no he propiciado la buena marcha de nuestra relación.

Lo que pasa es que yo tenía tantas carencias afectivas y sentía mucho miedo de perderlo, ya que era la única persona que me daba amor. Este miedo a perderlo me hizo ser muy celosa: estaba pendiente si venía con alguna fragancia extraña, le revisaba la ropa, el cuerpo, para ver si había estado con alguien. Al aferrarme tanto lo atosigué. Supongo que se sintió asfixiado y empezó a alejarse de mí poco a poco. Iniciaron los pleitos, los insultos que poco a poco fueron llenando nuestros corazones de rencor. Nuestra relación se deterioró tanto que decidimos separarnos.

El descubrir que yo también tengo responsabilidad en el deterioro de esa relación me libera, porque ya no le echo la culpa a él sólo. Al descubrir esta verdad estoy empezando a sentir que mi rencor se está esfumando. Es cierto que él también fue responsable, pues no supo comprenderme ni ayudarme a crecer. Pero, ¿Qué podía hacer el pobre? Él también era otro vaso vacío igual que yo.

Mi ex esposo también sufrió mucho de pequeño. Él me contó que una vez su padre le regaló una camisa por su cumpleaños y al día siguiente se la quitó. Esta experiencia le marcó mucho en su vida, pues era el único gesto de amor que recibió de su padre, pero al mismo tiempo también experimentó de un modo tan profundo el desamor. Por tanto, él tampoco tuvo culpa en el deterioro de nuestra relación, dado que no tuvo amor de pequeño. En el fondo los dos éramos mendigos de amor, ambos teníamos el corazón vacío, por eso era imposible que nos demos plenitud el uno al otro”.

¡Qué bueno que esta señora se liberó de su rencor! Si usted, amable lector, tiene un sentimiento de esta naturaleza ¿será capaz de liberase de él?

Por: P. Walter Malca Rodas; del libro «La lección de la mariposa».