EL ANTÍDOTO EFICAZ PARA VENCER TODO TIPO DE MIEDO

Unos de mis textos bandera que me ayuda mucho en mi vida espiritual es aquel donde el Señor le dice a sus discípulos: “Cuando oren no usen muchas palabras, como hacen los paganos, que se imaginan que mucho hablar les harán caso. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes ya sabe lo que les hace falta antes que se lo pidan” (Mt. 6,7-8).

Con este texto el Señor les infunde a sus discípulos confianza en el Padre, que es omnisciente y que sabe lo que ellos necesitan…, confianza que también nosotros debemos tener, dado que el Padre conoce nuestras necesidades. Esta confianza da paz, seguridad, serenidad y sosiego en las adversidades, porque cuando uno confía plenamente en Dios está convencido que Él sabe qué hacer con todo lo que nos ocurre. Entonces se esfuman del corazón los miedos y las preocupaciones. Por eso podemos decir que la fe es el antídoto eficaz para vencer todo tipo de miedo y preocupación. Existe una historia que ilustra muy bien esta confianza. Se trata de lo siguiente:

Cuenta la historia que un niño abordó un avión y se sentó en un asiento junto a una señora neurótica. En cada turbulencia que había la señora hacía un drama, en cambio el niño permanecía tranquilo y sosegado concentrado en el dibujo que estaba haciendo. En un determinado momento la señora, toda ofuscada, le preguntó:

-Niño, ¿acaso no te da miedo que se caiga el avión?

-No –le respondió el niño-, no tengo miedo porque mi padre es el piloto.

El niño confiaba plenamente en su padre. Él no tenía miedo que se caiga el avión porque sabía que su padre era un buen piloto. Así como este niño nosotros debemos confiar plenamente en Dios, sabiendo que Él es el piloto de la nave de nuestra vida, de la nave de la existencia. Si Dios es el piloto Él nos conducirá a buen término. Solamente confiemos en su amor, en su sabiduría y en su providencia.