EL SILENCIO DE DIOS

A veces sucede que le hablamos a Dios y Él hace un silencio sepulcral, que parece que no nos escuchara. Sin embargo, Él siempre nos escucha, aunque no nos siempre nos da lo que le pedimos. Dicen que ante nuestras súplicas Dios nos da tres posibles respuestas: Un sí inmediato; un no, porque aquello que le pedimos, no nos conviene; finalmente está la respuesta del “sí, pero todavía no”, porque Dios quiere que aprendamos la virtud de la espera y en esa espera se incremente nuestra fe. Esto es lo que le sucedió a la mujer sirofenicia.

Cuenta el evangelio de Mateo que Jesús se fue al territorio de Tiro y Sidón y ahí, una mujer le pidió que liberara a su hija, que estaba poseía por un demonio. El Señor, aparentemente, no le hizo caso. Luego intervienen los discípulos diciéndole: “Atiéndela que viene de tras de nosotros gritando”. El Señor les responde: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Finalmente, la mujer se adelanta, se postra y le dice: “Señor, Socórreme”. El Señor le responde: “No está bien echar el pan de los hijos a los perros”. La metáfora es muy fuerte, porque siguiendo la lógica los hijos serían los judíos y los perros serían la gente de otros pueblos, de otras razas. Si la mujer hubiese sido una neurótica, llena de resentimiento, hubiese respondido: “Me has dicho perra, el perro serás tú. ¡No quiero tu milagro!”. Pero no fue así. Ella fue una mujer sabia que, siguiendo la metáfora, le dijo: “Tienes razón Señor, pero recuerda que también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de los amos”. El Señor la alabó diciendo: “Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas” (Mt. 15,21-28).

Como podemos darnos cuenta en este episodio el Señor no atendió inmediatamente a la súplica de esta mujer, sino que el milagro sucedió en un proceso, donde expresó la confianza plena en el Señor. Aquel silencio sirvió para que ella manifestara su fe, expresado en perseverancia, tenacidad e insistencia.

Señor, danos una fe tal grande como la de esta mujer, que nos ayude a perseverar con tenacidad ante las adversidades.