La segunda venida de Cristo, que en teología se conoce como la parusía, es un concepto que ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Al inicio los primeros cristianos creían que Jesús iba a venir inmediatamente. Por eso hay textos que dan la impresión que Jesús iba a retornar pronto. Pero conforme pasaron los años, y Jesús no aparecía, lo postergaron para una fecha indefinida. Uno de los textos que expresan esa idea es aquel en la que el Señor dice: “El día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles, ni aún el Hijo, solamente el Padre” (Mt. 24,36).
Los movimientos apocalípticos y milenaristas siempre han existido a lo largo de la historia. Por ejemplo la gente creía que en el año 1000 retornaría Cristo y se acabaría el mundo. Por eso en el año 999 la gente no trabajó y al llegar el año 1000 casi se acaba el mundo para esa gente, porque no tenía qué comer. La misma idea estuvo presente en el segundo milenio de nuestra era, mucha gente creía que en el año 2000 se acabaría el mundo. Esta idea era común en los grupos evangélicos. Yo recuerdo el caso de un muchacho, cuya familia era de tradición evangélica, a quien su madre, por los años 80 y 90, le decía: “Hijo estudia o trabaja”. El joven le respondía: “¿Para qué? Si el año 2000 ya es el fin del mundo”. Como sabemos llegó el 2000 y ahora estamos en el 2023 y ahora el tipo, como dicen, literalmente está “pateando latas”.
Es bueno tener una correcta interpretación del concepto de la parusía, para no caer en errores garrafales, que pueden afectar nuestra vida. A nosotros no nos debe preocupar cuando o cómo será el día de la venida del Señor, lo que nos debe interesar es que un día nos encontraremos con Él y debemos estar preparados para ese encuentro. Pero esa preparación debe ser serena y confiada, que esté ausente de todo tipo de angustia, miedo y ansiedad.
Señor, sabemos que un día nos encontraremos contigo. Ayúdanos a estar preparados para ese encuentro maravilloso que tendremos contigo en tu reino glorioso. Amén.