LA GRAN TENTACIÓN

En el camino espiritual una de las grandes tentaciones es la soberbia. Es bueno tomar conciencia que hay una estrecha relación entre la humildad y este gran defecto. Hay gente que parece muy humilde, pero que en realidad es muy soberbia.

Cuenta la historia que había un maestro espiritual que tenía un don muy especial: él en un mismo instante podía proyectar 50 imágenes de sí mismo. De tal modo que nadie podía reconocer quien era el origina. Llegado el momento de morir envió Dios a la muerte para llevarlo consigo. En cuanto el hombre percibió la presencia de la muerte proyectó las 50 imágenes y aquella, confundida, no pudo reconocerlo. La muerte retornó a la presencia de Dios muy decepcionada. Entonces el Divino Creador, después de escucharla, acercó sus labios al oído y le dio un consejo secreto.

La muerte retornó en busca de su víctima. Ni bien lo vio el hombre, como la vez pasada, proyecto las 50 imágenes de sí mismo. La muerte le dijo: “¡Qué bien! Muy asombroso. Todo es casi perfecto, pero ¿sabes que hay un pequeño defecto en tu arte?”. El hombre, herido en su orgullo, exclamó: “Imposible, si todo está bien. Yo siempre hago las cosas bien”. Entonces la muerte reconoció al verdadero hombre y lo llevó a la presencia de Dios.

Algo así sucedió con Aarón y Miriam, hermanos de Moisés, quienes hablaron contra Moisés diciendo: “¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros”. Por el texto vemos que Dios también se revelaba a ellos, pero el visionario por antonomasia era Moisés.  Ellos, llevados por la soberbia, criticaron al líder y Dios les llamó la atención y María quedó leprosa. Gracias a la intercesión de Moisés recuperó la salud (Nm. 12,1-13).

Señor arranca de nuestro corazón todo vestigio de soberbia para que podamos avanzar por el camino de la santidad.