P. Walter Malca Rodas; C.Ss.R
Hay personas que creen que para ser felices no tienen que tener ninguna enfermedad. Y eso no es cierto, porque las enfermedades son parte de la vida. Tenemos que comprender que el cuerpo es como una máquina, que cuando está nueva funciona a la perfección, pero conforme pasa el tiempo se desgasta y va presentando ciertos desajustes. Así es el cuerpo. Cuando somos jóvenes no tenemos muchos problemas de salud, pero conforme pasa el tiempo empiezan a presentase los problemas. Por ejemplo, a partir de los 40 empieza a aparecer la presbicia, es decir el problema de la visión. Entonces tenemos que empezar a usar lentes. En los varones la próstata empieza a crecer, etc. En muchas mujeres se presenta el cáncer de mama, las várices, etc.
Creo que es bueno tener presente esto, porque de lo contrario vamos a sufrir doblemente. Cuando uno no acepta la enfermedad sufre por la enfermedad y también sufre por no aceptarla, porque se amarga contra Dios, contra la vida y contra la enfermedad misma y eso no es bueno. Podemos tener un dolor físico, pero cuando el dolor llega al alma es un dolor mucho más profundo.
Muchas personas sufren inútilmente por no tener la sabiduría de aceptar su enfermedad. Conozco el caso de una anciana que ingresó al hospital andando con cierta dificultad, pero al estar en él se complicó su enfermedad y ya no podía caminar. Los médicos me dijeron que su enfermedad era irreversible, pero ella se negaba a que le dieran de alta, porque decía que no abandonaría el hospital hasta que vuelva a caminar. Se volvió amargada, iracunda y resentida. Si dicha anciana tuviera la sabiduría de aceptar su limitación y seguiría las instrucciones de los médicos será sería más feliz.
Aceptar la enfermedad no quiere decir descuidar nuestra salud. No, por el contrario debemos cuidarla consumiendo alimentos saludables, teniendo buenos hábitos, asistiendo a nuestros chequeos médicos, cumpliendo con las prescripciones médicas, pero tampoco hay que ser hipocondriacos de vivir sólo para cuidar nuestra salud. Esa actitud no es sana.
Un poema Rumi comienza con estos versos: “Ser un ser humano/ es como una casa de huéspedes/ cada mañana una nueva llegada:/ una alegría, una depresión, una maldad,/ una percepción momentánea aparece/como un visitante inesperado”. La enfermedad es uno de esos huéspedes inesperados que llegan a la casa en cualquier momento y uno debe estar preparado para acogerlo con amor, porque si lo rechazas y te pones agresivo ese huésped se puede convertir en tu férreo enemigo que te doblegará y hará que te postres y lo adores. Así es que ten la sabiduría de acoger tu enfermedad con amor y resignación activa.
Jesús dijo: “Felices los que sufren” (Mt. 5,4). Con lo cual nos quiere decir que podemos ser felices a pesar de nuestro sufrimiento. A veces sufrimos porque somos egoístas y creemos que somos los únicos que sufrimos. Para aliviar nuestro dolor es bueno darnos cuenta que junto a nosotros hay un mar de sufrimiento. San Pablo decía: “Completo en mi cuerpo los sufrimientos que faltan a la pasión del Señor” (Col. 1,24). Eso es lo que tenemos que hacer para aminorar nuestro dolor: ser solidarios con el dolor humano y asociar nuestros sufrimientos a la pasión del Señor.
¿QUÉ HACER CUANDO NOS VISITA LA ENFERMEDAD?
La psicóloga Noelia Melgar, fundada en las enseñanzas de Marc Laporta, nos da los siguientes consejos:
- Tener informaciónde primera mano y construir el futuro sobre, o a partir, de la realidad.
- Aceptar la enfermedad. No negarla ni huir de la realidad.
- Cambiar de mentalidad.- Muchas veces el problema mayor no es la enfermedad, sino el modo como lo vemos. Es bueno cambiar de prisma. Tenemos que entender que a pesar de tener una enfermedad muy grave, podemos construir una vida madura.
- Que la familiasea parte de la medicina y no parte de la enfermedad. Por eso los familiares deben asumir la enfermedad con serenidad y confianza.
- No vivirpasivamente, sino en la medida de las posibilidades de la enfermedad. Mantener o añadir a nuestra vida pequeñas actividades de ocio, lúdicas y sociales.
- No caer en el pensamiento exclusivamente positivo, creyendo que si siempre pensamos en positivo vamos a salir de la enfermedad. Eso no funciona siempre.
- Mente abierta.- Aunque pueda parecer un contrasentido, con la enfermedad muchas personas han podido ver y entender cosas que sin ella no hubieran podido ver ni entender. Por eso uno debe tener la mente abierta para aprender las lecciones que Dios o la vida nos quieren enseñar.
ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Señor Jesús: La Biblia nos dice que cuando estabas en la tierra te acercaste a los enfermos y a todos lo consolaste con tu amor y a algunos los sanaste con tu compasión y misericordia. Te pedimos que hoy te sigas acercando a los enfermos y los sanes con tu poder: Toca su cuerpo, su mente, su alma y su corazón. Sana las enfermedades físicas, mentales y espirituales. Te pido especialmente por… (Pronuncia el nombre de la persona por quien desea orar) para que recupere la salud y sea testimonio de tu poder. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… Gloria.