UN CORAZÓN AGRADECIDO, MANSO Y HUMILDE

Hoy día celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón es un signo del amor. Por tanto, esta celebración nos habla del amor exuberante que hay en el corazón de Jesús.

En el evangelio, que está tomado de Mateo 11,25-30, encontramos tres características del corazón de Jesús: La gratitud, la mansedumbre y la humildad. Veamos:

El evangelio nos da cuenta que Jesús exclamó: “Te doy gracias Padre, Señor del cielo y tierra”. En este texto vemos que Jesús es agradecido con el Padre. Por tanto, nosotros, discípulos del Señor, también tenemos que ser  agradecidos. Son tantas las cosas por las que tenemos que agradecer a Dios y a los hermanos. La gratitud es el secreto de la felicidad. Por tanto, si queremos ser felices aprendamos a ser agradecidos. El P. Bernard Häring, teólogo de fama mundial, decía: “La gratitud es un hontanar de vida”.

La otra característica del corazón de Jesús, que aparece en el evangelio, es la mansedumbre. Esta cualidad también debemos cultivarla nosotros en nuestra vida, porque a veces somos reactivos, ariscos, chúcaros. Tenemos que aprender a ser mansos y dulces, como Jesús.

Finalmente, la última característica del corazón de Jesús, que aparece en el evangelio, es la humildad. El Señor dice “aprendan de mí que son manso y humilde de corazón”. La humildad tiene que ver con la sencillez, la simplicidad. A veces nos complicamos demasiado con el orgullo, la soberbia y la arrogancia. Recordemos que Dios ama a los humildes, pues así dice la Palabra: “Dios resiste a los soberbios y enaltece a los humildes”.

Pidámosle al Señor que nos dé un corazón agradecido, manso y humilde, como el suyo.